Descubre qué hace a Breakfast at Tiffany’s una verdadera joya del cine de Hollywood y un favorito del público.
Breakfast at Tiffany’s está basada en la novela del escritor Truman Capote y es, sin dudarlo, una de las películas más emblemáticas de los años 60. Con 2 premios Oscar, Desayuno en Tiffany’s, como se conoce en Latinoamérica, es una película clásica que ha encantado a muchos por generaciones.
Aunque la adaptación cinematográfica no es fiel al libro y se dice que Capote no quedó satisfecho con el resultado por ser una romántica y cursi copia de su novela, el director, Blake Edwards, y Paramount hicieron bien su trabajo, pues la película sigue siendo un éxito a más de 50 años de su estreno.
Breakfast at Tiffany’s
La historia resulta muy fácil de entender de manera externa: una chica muy tierna y extravagante llamada Holly Golightly tiene el sueño de convertirse en una famosa actriz y sobrevive en la hermosa ciudad de Nueva York siendo scort por las noches.
Cuando conoce a su nuevo vecino, Paul Varjack, la vida de Holly empieza a volverse más interesante, tanto para ella como para todos nosotros, pero no es la historia lo que le da un atractivo inmenso a esta gran película; el encanto de este filme radica en todo lo demás, sus complicados personajes, su hermosa musicalización y sus diálogos inolvidables.
Es por esto por lo que te decimos por qué Breakfast at Tiffany’s es una joya cinematográfica.
- La banda sonora
Moon River, canción que Holly canta entrañablemente frente a su ventana, fue compuesta especialmente para esta película por Henry Mancini y Johnny Mecer, lo que los llevó a ganar dos premios Óscar por Mejor banda sonora y Mejor canción original en el año 1961.
- Sus escenas inolvidables
El filme te lleva por caminos y escenas inolvidables como aquella fiesta en el departamento de Holly o aquella escena final donde no se necesita explicar más: sólo es Holly, Paul, un gato y la lluvia.
- Su legado de una mujer independiente y moderna
Holly es una chica a quien no le gustan las ataduras, tiene un gato que no tiene nombre porque no quiere sentirse dueña de nada y su apartamento es demasiado desastroso. Pero hay algo seguro en todo esto, después de Breakfast at Tiffany’s, la idea de una mujer viviendo sola y siendo independiente en una ciudad desconocida se volvió más divertida y llamativa para miles de mujeres en esos años.
Holly encontró el equilibrio entre ser una santa y un alma descarrilada porque al final el filme no te enseña a cazar hombres con dinero o tener un amor perfecto, es una cinta sobre la ilusión de cualquier mujer por crecer y hacer sus sueños realidad.