Quizá todos conocen el argumento de Cinema Paradiso, pero no está de más volver a hablar de esta obra maestra. Conoce el análisis de Eugenio Gómez Rivero.
El filme está contada a modo de un flashback y la historia trata de la infancia y adolescencia de un hombre llamado Salvatore que trabajó en su juventud en una cabina de cine en un pequeño pueblo italiano.
Alfredo es el encargado de la cabina de cine en Cinema Paradiso y es responsable de que Salvatore empiece a amar el cine. Cuando a causa de un incendio, Alfredo queda parcialmente ciego, es Totó, como le dice a Salvatore, quien se hace responsable del cine local.
La inigualable Cinema Paradiso es una entrañable historia bien contada en tres momentos del tiempo completamente distintos. Cuando Salvatore es un pequeño, la película resulta cómica, con un estilo muy característico del cine italiano.
Cuando el protagonista es un adolescente podemos observa a un Salvatore más consiente y nos cuenta la primera desaventura en el amor al enamorarse de la hija de un banquero: Elena. Y es aquí cuando Alfredo le insiste a Totó que se vaya de ese pueblo para seguir sus sueños de ser cineasta, aunque jamás regrese.
La tercera parte de la película es cuando Salvatore es un adulto y regresa a su pueblo natal para el funeral de su amigo Alfredo. Es la culminación de tres tiempos muy inteligentemente contadas con algunos planos y escenas intercaladas.
El homenaje que Cinema Paradiso le hace al cine
Durante toda la película Giuseppe Tornatore, el director, homenajea al séptimo arte. A través de la profesión del proyectista o las escenas de películas clásicas podemos ver reír a los espectadores de Cine Paradiso mientas proyectan una película de Chaplin o llorar en un drama.
Tornatore nos muestra su profundo amor y respeto al cine y esto se puede apreciar en una eterna frase que Alfredo le dice a Totó: «Hagas lo que hagas, ámalo como amabas la cabina del Paradiso».
Al final, Salvatore logra ver gracias a su difunto amigo Alfredo, todos aquellos besos que en su infancia no pudo ver a causa de las censuras del cura de Giancaldo. El beso recortado de Terra Trema, otro de Greta Garbo con Clark Gable y el ultimo de Rodolfo Valentino e Ingrid Bergman. Y, al igual que nosotros, Salvatore se conmueve hasta las lágrimas por aquella alma que le enseño y dejó amar al cine tanto como lo quería a él.