Cómo se decide el precio de la electricidad, aquí te lo explicamos.
Empecemos por el inicio, la factura de luz que todos hemos recibido tiene algunas partidas, varias estáticas, incluyendo impuestos y peajes diversos, y otra variable que es dependiente de manera directa de cuánta electricidad consumamos.
La parte que está subiendo en este instante es esta última y, en especial, la parte al inicio de la cadena: el costo al que las organizaciones eléctricas venden la electricidad al por superior a los distribuidores y comercializadores (precio mayorista) que van a ser los que después nos la vendan a nosotros mismos al por menor (precio minorista).
¿Y por qué está subiendo el costo mayorista? Primero, pues subió mucho el costo del gas que importamos para calentar nuestras propias viviendas y para crear electricidad en las centrales de periodo combinado, fundamentalmente pues Rusia está suministrando menos por medio de Ucrania y encima parte del gas que anteriormente comprábamos los de Europa lo permanecen comprando territorios asiáticos.
Y después ya que han subido de los derechos de emisiones de CO2 que deben mercar las centrales que emiten este gas en sus procesos de generación, como las de carbón y gas. O sea, en este instante, a una central de periodo combinado le sale más caro el combustible para producir energía y, además, le salen más caros además los derechos de CO2 que deben mercar para que Europa les posibilite crear esta electricidad. Era esperable puesto que que estas centrales se encuentren ofrendando la electricidad más cara.
En teoría, que suba el gas y los derechos de CO2 no tendría por qué influir al costo de la electricidad que generan otras centrales como las nucleares, las eólicas, las fotovoltaica o las hidraúlicas, que ni consumen gas ni emiten CO2. Sin embargo resulta que el mercado mayorista se rige por un sistema de costos marginalista, un vocablo que seguro que habéis oído mucho en el telediario dichos días.
Cómo se establecen los costos mayoristas de la electricidad
Veamos cómo funciona un mercado marginalista con un caso muestra. Pongamos que se prevé que mañana vamos a necesitar 100 unidades de electricidad. Para que jamás, ni en los días más fríos y oscuros en la hora punta, falte electricidad, el sistema eléctrico de un territorio constantemente tiene que tener sobrecapacidad. O sea, tiene que poderse crear en cada instante más electricidad de la que se consume para que jamás le demos al interruptor y no se encienda la luz.
Pensad además que la electricidad no puede almacenarse a gran escala (este pertenece a los monumentales desafíos de la transición ecológica) por lo cual no puedo generar electricidad hoy para venderla en una semana. Pensad además que las centrales eólicas y fotovoltaicas hay veces, una vez que no hay viento o sol, en las que, aun cuando quieran, no tienen la posibilidad de generar electricidad. Al final, además se puede importar electricidad, en nuestro caso de Francia y Marruecos básicamente, pues realizan falta conexiones físicas.
Volviendo a nuestro ejemplo, esto quiere decir que, si hay demanda para 100 unidades, habrá oferta para 150, 200 o lo cual sea. Y aquí viene la gracia, pues cada abastecedor de electricidad ofertará su electricidad a un costo dependiendo de lo cual le cueste a él producirla.
Las nucleares y las renovables, algunas veces ofertan a costo 0 —sí, cero patatero— ya que los costes de las renovables son fijos, no cambiantes, ya que no deben costear por el sol o por el viento. O sea, les cuesta lo mismo crear energía que no producirla. En la situación de las nucleares, aun cuando poseen más costes cambiantes, pararlas y volverlas a arrancar es tanto follón y sale tan caro, que muchas prefieren vender económico, aun cuando no cubran costes.